lunes, 5 de noviembre de 2012

Textos críticos desde la izquierda


Textos críticos desde la izquierda.
15/01/07 11:23

Recopilación de textos: Prof. Dr. Felipe González y González.
Entorno Político y Social.

Diversas voces se han alzado desde la izquierda para hacer una crítica de la actitud, las acciones y el discurso de Andrés Manuel López Obrador, quien ahora encabeza un movimiento de masas denominado Convención de Democrática Nacional y un Frente Político, el llamado Amplio Progresista, en el que se reúnen el PRD, el PT y C.

Sed trata de una estrategia similar a la de la guerra popular prolongada, que como se sabe se finca en tres pilares: un brazo de masas, un brazo político y un brazo guerrillero y terrorista. No es una estrategia para desarrollar un país, es una estrategia para entorpecer la marcha institucional, legal, económica y social de un Estado, con el objeto de debilitarlo y hacerse con el poder.

Por ello cobra una importancia enorme la crítica que intelectuales de izquierda han hecho de los planteamientos y acciones del líder de esa estrategia, Andrés Manuel López Obrador, ya que revelan que las posibilidades reales de una izquierda democrática, progresista y moderna, hay que buscarlos en fundamentos ideológicos distintos a los que esta recurriendo el PRD.

Presento a continuación algunos textos. Los de Roger Bartra, Juan Villoro, corresponden a intelectuales de izquierda, y los de Rascón, a los de un militante del PRD. Se tocan diversos temas desde la perspectiva de la izquierda y que pueden ayudar a entender el fenómeno que estamos presenciando.. Los subtítulos no corresponden a las publicaciones originales, sino que han sido introducidos aquí para facilitar la lectura

Juan Villoro: “Entre lo histórico y lo trágico.

Transcribo a continuación algunas citas de un artículo de Juan Villoro, titulado “Entre lo histórico y lo trágico”. El autor nació Cataluña en 1922, y ha vivido en México desde hace más de 50 años, es un hombre de izquierdas, doctor filosofía, y participó en la Convención Nacional Democrática de agosto de 1994, a la que convocó el EZLN, en el ejido Guadalupe Tepeyac, en la Selva Lacandona.

Un nuevo caudillismo.
“López Obrador ha combinado una doble estrategia: la movilización popular y una gestión de relativa eficacia que no admite críticas. La primera sostiene a la segunda. El esquema resulta peculiar. En todo momento, el caudillo hace saber que su fuerza es la gente. Esto, con ser mucho, no es suficiente. La política se mide por apoyos, pero también por resultados.”[1]

“López Obrador se debate entre atender la misión que se asigna a sí mismo como líder o mantener unida a una izquierda más amplia que sus corazonadas.”[2]

“Con la impulsividad de quien confunde la oratoria con el monologo interior, López Obrador ha planteado al posibilidad de ser nombrado presidente alterno o en rebeldía por la Convención. ¿Qué significa eso? ¿Podrá expedirnos un pasaporte? Crear una presidencia paralela y ficticia debilita la lucha por la presidencia real que se debe obtener.”[3]

“Rosa Luxemburgo advirtió con lucidez que del ‘sustituismo’ que aquejaba al Partido Comunista soviético: el partido único sustituía al pueblo, el comité central al partido, el buró político al comité central y Lenin al buró central. El lopezobradorismo está sometido a esta reducción telescópica. El 2 de julio, no le endosamos el futuro al candidato. Queríamos que ganara una elección. Nada más y nada menos. Si desea seguir otra estrategia (el vasto camino de la desobediencia civil), deberá convencernos.”[4]

“En un país ultrajado por las desigualdades, el arrastre de López Obrador ha sido único. Aunque puede ser hábil en las entrevistas, prefiere el coro de la multitud. Ningún candidato ha dependido tanto de las plazas públicas desde que existe la televisión. Es difícil no conmoverse ante las pruebas de adhesión que recibe de los expulsados del progreso. Sin embargo, con excesiva frecuencia, se desentiende de las razones de quienes no están ahí, ante el templete de sus preferencias. No se ha presentado como un estadista que concibe un país capaz de incluir a quienes no votan por él, sino como un caudillo en feliz retroalimentación con sus seguidores. Muy rara vez trata de persuadir. Los desastres de la patria son tan evidentes que considera que basta con exponerlos ante sus fieles. Su continuo ataque a los medios ofrece una clave de su temperamento. La plaza representa para él la verdad y la televisión un simulacro. Cree en el contacto directo y refrenda a diario su pacto de lealtad con quienes lloran estremecedoramente en su camisa. Este esencialismo comunitario (‘no estas solo’) se convirtió durante la campaña en una suerte de dogma moral. La paradoja es que en las plazas siempre son más lo que no llegan.”[5]
La necesidad de la autocrítica

“No ha reconocido otra fuente de información que sus propios datos.”[6]

“El dolor de una derrota surgida de condiciones desiguales ha provocado una comprensible indignación. Sin embargo, la izquierda no puede renunciar a la obligación de criticarse a sí misma. No se trata de renunciar al cometido emancipador ni a la necesaria conducción de un líder como López Obrador. Se trata de mejorar estrategias y ampliar programas. Llegamos un punto terrible, para el que no hay arreglo inmediato. Nuestros usos y costumbres dificultan el debate. En las tempestades, no hay matices. Aunque se este de acuerdo en un 80 por ciento de los puntos, poner algo entredicho es visto por muchos como una traición a la causa.”[7]

“ Me preocupa el tono del movimiento; el que todo sea planteado en términos de blanco o negro, cualquier crítica se toma de inmediato como una ofensa y coloca al que osa proferirla en la pira purificadora. (…) Formar un gobierno paralelo o redactar una nueva Constitución significa no tomar en cuenta a 65% de los electores que votaron por los otros partidos y al resto de la población que no votó, caer en el ‘ni los veo ni los oigo’. (…) ¿Cómo hacer compatible la masificación que la izquierda tradicional no había conseguido y la urgente necesidad de enfrentar a la derecha neoliberal, con tener aunque sea un mínimo de control de calidad?”[8]
El presidente de la plaza

“El primer militante de la nación se dispone a encabezar otro movimiento. Está en el territorio donde se siente cómodo. Las privaciones lo estimulan. Su valor y sus convicciones se agrandan en inclemente intemperie.”[9]

“López Obrador se deja aconsejar por una sola entidad: su intuición. Es imposible saber lo que le dicta en estos momentos, pero no es aventurado decir que confunde lo trágico con lo histórico.”[10]

“(…) muchos no podemos estar de acuerdo en nombrar un nuevo presidente en rebeldía. Esto rompería aunque sólo fuera simbólicamente, el orden constitucional. Para sostener una amplia y permanente oposición, lo que menos necesitamos son actos provocadores. Lo que sí es necesario es caminar hacia la paulatina realización de un nuevo proyecto de nación para el porvenir cercano. Este es el que garantizaría a la larga, la realización que López Obrador ya ha propuesto y con él coincide, en muchos puntos, el movimiento zapatista.”[11]

El futuro de la izquierda

“En la dialéctica del todo o nada, las importantes victoria parciales de la izquierda han pasado casi inadvertidas.”[12]

“Miles de pobres han perdido sus empleos y el gobierno de la ciudad, supuestamente de izquierda, ha compensado a los patrones eximiéndolos de impuestos que beneficiarían a los demás capitalinos.”[13]

“La convención propuesta por López Obrador aparece como un foro no sólo oportuno sino urgente. Es necesario discutir las variadas opciones de la izquierda. Sería estupendo que fuera una plataforma de propuestas; sería dramático que fuera una asamblea constituyente.”[14]

“¿Qué horas marcará el sol de la izquierda? ¿Es posible dar la espalda al pesimismo? Me atrevo a decir que es inevitable. La fuerza de la izquierda no está en su capacidad de confrontación, esta en su solidaridad. Su estrategia debe prefigurar la sociedad por la que lucha. Jaime García Terrés puso en verso esta esperanza: Ven. Al caos iremos otro día./ Ahora ven y préstame la fuerza/ Increada que fluye de tus manos.”[15]

Granados Chapa: la resignación de no poder

“Nombrarlo presidente sin que lo sea revela, más que un animo de protesta, uno de resignación y hasta de añoranza por la oportunidad perdida. Salvo que la resistencia nacional pacífica resuelva contrariamente a la evidencia dispersa en todo el país, que las elecciones no son el modo menos peor de acceder al gobierno y ejercer el poder por el bien de todos, el movimiento de López Obrador no debe cancelar el futuro.”[16]


Roger Bartra: “Fango sobre la democracia”.

Roger Bartra Muria es investigador emérito de la UNAM, doctor en filosofía por la Universidad de la Soborna, especialista en historia social y política, y un autor de consulta obligada para entender el pensamiento de la izquierda en México. De su artículo “Fango sobre la democracia”, entresacamos algunos párrafos destacados.

Los costos para la izquierda.

“(AMLO) ha envenenado el ambiente electoral y ha colocado súbitamente a la izquierda en posición contestataria marginal. Con su agresivo populismo ha ayudado a que la derecha se mantenga en el gobierno.”[17]

“Estamos perdiendo la posibilidad de contar con una izquierda moderna y racional. Estamos presenciando el trágico proceso de desmodernización de la izquierda.”[18]

“El tremendo escándalo organizado por López Obrador no ha tenido razón de ser, y la izquierda se enfrentará tarde o temprano a la difícil tarea de reparar los destrozos ocasionados por su cacique populista.”[19]
El populismo conservador

“ (…) desde sus orígenes comenzaron a ser visibles las tendencias que minaban el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Me refiero a la expansión de un populismo conservador que iba recogiendo los desechos del viejo nacionalismo revolucionario que el PRI abandonaba en el camino. Lo llamo populismo porque su base es la relación del jefe con ‘su’ pueblo, al margen de las instituciones democráticas de representación, gracias a una estructura de mediación informal por la que fluye un intercambio de apoyos y favores. Es la forma tradicional en que han operado los caciques, tanto en los ejidos como en los sindicatos, tanto en regiones rurales como en ciudades. Lo llamo conservador porque se propone preser var o restaurar formas de poder e ideas propias de nuestro antiguo régimen, el autoritarismo revolucionario que dominó México durante siete décadas.”[20]

“ López Obrador bajo el signo de un juarismo trasnochado ofrece una mixtura de medidas económicas conservadoras (bajar los impuestos), nacionalizar (frenar las maquiladoras) y anticuadas (basar el desarrollo en el petróleo, la electricidad y la construcción). Se trata además de una regresión al asistencialismo que trata a los pobres como si fueran minusválidos, enfermos o ancianos.”[21]
La reedición del PRI
“Aunque el aura folclórica que genera López Obrador a veces parecería conformar el estereotipo del caudillo épico (…) Creo que se trata de un cacique urbano populista que tejió su fuerza gracias a una estructura de mediaciones sociales calcada del modelo que ha sido la base tradicional del PRI. Se trata de una densa red clientelar de organizaciones más o menos informales ligadas a los barrios, a bandas políticas vinculadas con sectores marginales, a grupos de comerciantes, de taxistas, de microbuseros, de vendedores ambulantes. Un tejido que incluye la gestoría de inversiones, la distribución de ayudas económicas para ancianos y minusválidos, la legalización de terrenos invadidos, a empresas constructoras o proveedoras, a sindicatos y a pequeños líderes de grupos de presión. Este conjunto constituye una pirámide de mediaciones, que pasa por las Delegaciones y en cuya cúspide se encuentra el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. (…) Se comprobó que las redes clientelares que forman parte del cacicazgo urbano están contaminadas por la corrupción. En realidad la corrupción es el aceite que permite que la maquinaria caciquil pueda funcionar con eficacia.”[22]

“El PRD no sólo recicló gran parte del viejo ideario del PRI, sino también un número considerable y significativo de dirigentes que, ante la descomposición y decadencia del ex partido oficial, escapaban del naufragio. (…) El PRD recibió la simpatía de los sectores más atrasados, como los sindicalismo corrupto o los representados por el senador Manuel Bartlett, el demiurgo del gran fraude electoral de 1988, que hizo pública su inclinación por López Obrador.”[23]

“La explicación del fracaso radica en el hecho de que López Obrador es la cabeza, más que de un movimiento social, de un cacicazgo en la ciudad de México. Aunque la reacción de protesta tiene el apoyo de algunos movimientos sociales marginales, su fuerza proviene principalmente de la pirámide caciquil de mediaciones. (…) Los movimientos suelen exigir cambios en el sistema y los cacicazgos son componentes de un sistema. Los primeros pueden estancarse, los segundos pueden derrumbarse.”[24]

Guillermo Sheridan: el lado siniestro del PRI

“No vote por AMLO, porque el lado siniestro del PRI no compensa mi admiración por sus muchos, enormes logros. Frente a sus mejores iniciativas y sus lúcidas mentes –que la hubo en abundancia- me detiene el peso espeluznante de sus caciques, sus líderes sindicales, sus matones plenipotenciarios. El cinismo de los priistas que hoy danzan con AMLO ofende la razón, y que AMLO baile con ellos ofende hasta al cinismo. Saben venderse, y la causa de su antiguo correligionario precisa de administradores para las nuevas CROCs, CTMs, CNCs y CNOPs –infelices exámenes de estrabismo.”[25]

Rascón: un partido secuestrado

Rascón ha sido militante del PRD desde su fundación. Fue miembro del …… Su posición es la de un miembro del partido que hace la crítica desde dentro.

El lobo solitario
“Es un político que usa a personas, partidos, masas e instituciones cuando le conviene, cuando esta en dificultades. En otro caso, tira todo a la basura, porque le gusta ser un líder solitario, que se adueña de los templetes, que entra por una valla ovacionado, sin que nadie lo toque.”[26]
La campaña del miedo
“Su movimiento se va reduciendo a los últimos niveles de estrategia que utilizó el CGH durante el conflicto en la UNAM del 2000: golpes y manotazos sin sentido.”[27]

“La candidatura de López, simuladamente, quiso representar a la izquierda, pero su idea de fondo fue (…) (que) había que creer en él y comprometer el voto por miedo. Fue el primero en impulsar una campaña de miedo: se votaba por él o venía Felipe Calderón con su horno crematorio a incinerarnos a todos.”[28]
Una izquierda de PRI
“Hizo una caracterización caricaturesca de la derecha para introducir una izquierda que también era de caricatura: Núñez, Guadarrama, Camacho, Socorro Díaz, sargentos del oportunismo, cuyo único propósito es aprovechar los afluentes del PRD para tener representación política. López Obrador los introdujo, les entregó el partido, porque él desprecia a las corrientes de izquierda. Tuvo que poner esta lápida y desde ahí construir el lopesobradorismo, reconstruyó a las fuerzas más conservadoras del priismo y las impuso como estructura de gobierno.”[29]
Contra el PRD
“Después de la gestión de López Obrador como presidente del partido en 1999. Él alimentó una sucesión fraudulenta y una lucha de trampas entre Jesús Ortega y Amalia García. Vulneró la ética del partido e inició un proceso de descomposición que arrojó dirigentes sin autoridad y que luego albergó actos de corrupción.”[30]

“Si en aquellas elecciones internas se hubiera pedido el voto el voto por voto, no aguantamos ni el primer conteo. Los mecanismos legales del partido fueron desechados por acuerdos políticos entre las corrientes internas, algo parecido a lo que hoy se le pide al PAN, un acuerdillo para el recuento y que después el Tribunal Electoral se haga bolas con la legalidad.”[31]

“Destruyó los liderazgos de la lucha social y el que más le costó fue el de Cuauhtémoc Cárdenas. Lo fraguó desde la presidencia del partido, cuando repartió el poder entre las corrientes: los Chuchos, los Amalios, los Bejaranos … Desarmó al PRD como partido federado y fortaleció una burocracia desde la que construyó su candidatura al gobierno del Distrito Federal y desde la que generó imposturas e imposiciones. (…)[32]

“No me preocupa Calderón, sino la debilidad de la izquierda después de esta conducción contrainsurgente. La izquierda tendrá que recomponerse y deslindarse de López Obrador y de su grupo … Carlos Salinas generó violencia, muerte y persecución contra el PRD, y sin embargo el partido se mantuvo, pero López se metió como la humedad y ha hecho que se derrumben nuestros cimientos.”[33] Periódico Crónica, sección nacional, 10 de agosto de 2006, p. 8
El pacto unilateral
“Con apoyo de Ernesto Zedillo, con quién desarrollo un pacto de transición unilateral, consiguió su registro, porque él tenía credencial de elector de Tabasco. Ya en el gobierno ganó terreno vía la confrontación con Fox. Su premisa ha sido siempre buscar enemigos para no decir quién es, para definirse en función del adversario.”[34]
Bloqueo
“A partir de ahora, cualquier grupo podrá cerrar Reforma y nadie tendrá la calidad moral para desalojarlo. Esta decisión representa, además de un contrasentido, una demostración de debilidad, porque los campamentos están vacíos.” [35]

[1] Villoro, Juan. “Entre lo histórico y lo trágico”. Revista Proceso. 1559, 17 de septiembre de 2006, p. 7
[2] Ibíd., p. 11
[3] Ibíd., p. 12
[4] Ibíd., p. 12
[5] Ibíd., p. 12
[6] Ibíd., p. 8
[7] Ibíd., p. 12
[8] Patricio, periodista y caricaturista, citado por Juan Villoro, Op. Cit., p. 12
[9] Villoro, J., Op. Cit., p. 13
[10] Ibíd., p. 13
[11] José Gil Olmos, cita a Juan Villoro, La Jornada, 8 de septiembre de 2006, Revista Proceso. 1559, 17 de septiembre de 2006, p. 10
[12] Villoro, Juan. “Entre lo histórico y lo trágico”. Revista Proceso. 1559, 17 de septiembre de 2006, p. 7
[13] Ibíd., p. 11-12
[14] Ibíd., p. 12
[15] Ibíd., p. 13
[16] Granados Chapa, Revista Proceso. 1559, 17 de septiembre de 2006, p. 9
[17] Roger Bartra, “Fango sobre la democracia”, en Letras Libres, septiembre de 2006, p. 16
[18] Ibíd., p. 20

[19] Ibíd., p. 22
[20] Ibíd., p. 16-17
[21] Ibíd., p. 18
[22] Ibíd., p. 17-18
[23] Ibíd., p. 18
[24] Ibíd., p. 21
[25] Guillermo Sheridan, “El Estado soy nosotros”, en Letras Libres, septiembre de 2006, p. 25
[26] Rascón. Periódico Crónica, sección nacional, 10 de agosto de 2006, p. 8
[27] Ibíd.

[28] Ibíd.
[29] Ibíd.
[30] Ibíd.
[31] Ibíd.
[32] Ibíd.
[33] Ibíd.
[34] Ibíd.
[35] Ibíd.

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