Felipe González y González.
Profesor de Entorno Político y Social.
IPADE
1º de febreo de 2011.
La
gente lleva siete u ocho sin trabajar. Los salarios no pueden cobrarse.
El mercado de valores ha caído en picada. Se requiere de orden y
estabilidad ahora. Mubarak de irá en septiembre. ¿Por qué no esperar
unos meses más? ¿Si han aguantado 30 años, por que no esperar ocho meses
más? Existe un precedente histórico, cuando Marcos en Manila mando a
las tropas a contener la revolución, el Ejército se puso del lado
pueblo. Una celebre conversación telefónica entre Marco y Ramos, el
entonces jefe de las fuerzas armadas, puso fin al régimen e hizo posible
la evolución democrática. “Suficiente, es suficiente”, le dijo Ramos a
Marcos, y ese fue el punto final de la dictadura.
Parece
que Mubarak ha decido enfrentar la crisis y resolverla. Estaría
apostado por una transición más ordenada, en lugar de la una anarquía
implosiva. Las protestas se podrían ir disolviendo y eventualmente la
policía podría volver a imponer el control. ¿Será posible?
Tradicionalmente
los militares han sido el soporte de Egipto desde la creación del
República en 1952. Los militares han hecho posible la estabilidad. Deben
estar preocupados de que no haya un golpe de estado de los mandos
medios, en los que se observa un remanente islamista, que aunque ha sido
reprimido, persiste. El Ejército ha sido saludado por los manifestantes
y por la oposición, se ha contenido y no ha ejercido la represión. Los
militares pueden ser la fuerza equilibradora. Son respetados y pueden
imponer respeto, en una situación en la que ya nadie cree que pueda
continuar por más tiempo.
La
oposición esta unida en torno a la idea del cambio. Saben que no
quieren más tiempo a Mubarak, pero están divididos en todos los demás
asuntos. La oposición está integrada por grupos muy diversos en cuanto a
ideologías, creencias religiosas e intereses políticos.
Las
expectativas y las apuestas que cada uno de los actores son muy
elevadas. Mientras tanto el precio de algo tan esencial como el pan se
ha más que cuadriplicado. En el 2008 los militares tuvieron que tomar el
control sobre la producción del pan. Una masa hambrienta se convierte
en una masa violenta. Y todos esperan que los militares puedan asegurar
el abasto, mantener los precios y garantizar la distribución.
Una
salida posible al conflicto en el corto plazo, es que los militares
operen la transición. Dado el caso, esperemos que sea un auténtica
transición a la democracia, a la mejora de las oportunidades, a la
equidad y a la igualdad, que tanto desea y necesitan las personas de ese
pueblo.
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