2017: el año de la volatilidad.
Felipe Mario González.
Maremágnum. 25.I.2017
Amigas y amigos bienvenidos todos al 2017, que se ha
iniciado con el juramento de Trump como presidente de los Estados Unidos.
Confío en que este año sea para cada una y cada uno de nosotros un año
espléndido. Será desde luego, pleno de desafíos: por ello hay que cobrar
conciencia de lo que somos y de lo que debemos llegar a ser.
2017 es un año lleno de resonancias. Tienen efemérides muy
significativas como el centenario de la constitución mexicana o el bicentenario
de la fundación de los Hermanos Maristas, que tanto bien han hecho en México;
el centenario de la revolución bolchevique o el de las apariciones de Fátima;
el pentacentenario de la reforma protestante o el quinto centenario de la
publicación de Utopía por Tomás Moro.
Es un año electoralmente movido en México y en el mundo.
Habrá elecciones para jefe de gobierno en Francia, Alemania, Chile y Honduras; en
Coahuila, Nayarit y Estado de México se
elegirán gobernadores, en tanto que en Veracruz habrá elecciones municipales.
Los resultados en el Estado de México pueden ser un indicador, de las tensiones
que se desatarán en el año electoral de 2108. Y la Ciudad de México tendrá una
nueva constitución, con contenidos que han generado mucha polémica.
2017 se presenta interna y externamente como un año difícil.
La recuperación es desesperantemente lenta y frágil. Nueve años sin prosperidad
en el mundo. En Europa, el Brexit empezará su marcha con consecuencias
imprevisibles.
Hay fuerzas contrarias al crecimiento futuro de la
productividad. La deuda tanto pública como privada sigue siendo importante en
el mundo, y los esfuerzos por reducirla provocan el estancamiento, al tiempo
que el exceso de dinero de la economía especulativa genera desequilibrios
globales, acentuados por factores estructurales como son la demografía, los
tipos de interés y la desconfianza y el miedo. Por otro lado continua el lastre
de la pronunciada desigualdad en los ingresos y la baja calidad de la educación.
Se espera que el PIB mundial crezca un 3.4% en 2017, frente
al 3.1% de 2016. En Estados Unidos se pronostica un aumento del 2.2 por ciento.
En el corto plazo, el factor trumpista favorecerá el empleo y el crecimiento,
pero tal vez presione a mayor inflación. El aumento de la inversión
infraestructura y la reducción de impuestos puede llevar a aumentar el déficit
público. En Europa se espera un aumento del PIB del 1.6 por ciento, lo que
consolida la lenta tendencia al crecimiento.
2017 es una año de transición entre un modelo que no
funciona y no acaba de irse, y otro que costará mucho dar a luz, para que
realmente sea justo e inclusivo. En este las estrategia de los gobiernos se
desplaza de los estímulos monetarios a las políticas fiscales. Y nuevamente la fiebre normativa se abre a la
desregularización, que si no es prudente, puede abrir nuevamente la caja de
pandora.
El futuro, también el económico y social, suele parecerse
mucho al presente. Por ello las previsiones económicas pueden entenderse como
una prolongación de las tendencias actuales.
Veremos una pugna política de poder por el comercio
internacional. Es difícil calibrar la profundidad del enfrentamiento que Trump
ha anunciado en la toma de posesión. Nos esperan en México y en el mundo
conflictos estratégicos, que deberán llevar a negociaciones y acuerdos que
fijen los nuevos paradigmas a los que habrá que atenerse, y por el ello el
pronóstico más certero es que 2017 será un año de tremenda volatilidad.
Volatilidad que puede tener aspectos negativos, como cuando las fuerzas en
conflicto generan la explosión o la implosión, o aspectos positivos como
plantearse la necesidad de volar por cuenta propia, sin depender excesivamente
de lo que otros hagan. Esta parece ser la mejor recomendación para el año que
comienza.
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