lunes, 5 de noviembre de 2012

México y China: el largo camino a la democracia


México y China: el largo camino a la democracia.

Dr. Felipe González y González
Presidente del Centro de Estudios
para la Gobernabilidad Institucional (CEGI)
IPADE Business School

México y China, o China y México tienen logros importantes. Tienen asimetrías, diferencias y hasta oposiciones insalvables. Ambos países han tenido un desempeño aceptable. Han mejorado su competitividad, que es la llave de acceso para integrarse en la globalización. Pero la competitividad que importa es la que se refiere a la actuación futura, no a la que de una manera o de otra, ya han conseguido.

La inversión toma en cuenta, entre otros, dos factores que son determinantes: rendimiento esperado y riesgo previsto. Para atraer inversiones un país que requiere ser competitivo, hay que generar un alto valor agregado u ofrecer costos de producción atractivos, y un perfil de riesgo razonable.

México y China compiten tanto en términos de generación de valor como de costos producción, y por ello la diferencia, según el analista Luis de la Calle (El Semanario, 17 a 23 de enero de 2008, p. 18), puede estar el perfil de riesgo, que se puede convertir para el caso de México en una ventaja comparativa. Los inversionistas seguirán invirtiendo en China, pero necesitan diversificar su riesgo y un país como México puede ser una alternativa muy interesante.
China tiene una vulnerabilidad real. Ha crecido de manera espectacular, y tienen logros importantes. Pero no ha logrado acercarse al “régimen de la normalización institucional”. Debe pasar de ser un país de oportunidades coyunturales, basadas en la discrecionalidad de las autoridades y en las relaciones personales, a ser un país estructurado. No basta dar soluciones oficiosas y funcionales, hay que resolver, o al menos poner las bases, para enfrentar los problemas sistémicos y de fondo.

México se ha enfrentado, y se enfrenta también, una problemática similar, heredada del largo periodo de dominación hegemónica por parte de un único partido, que debe resolverse con la culminación del proceso de transición hacia la institucionalización de la gobernabilidad democrática.

Desde varios años, los analistas y estudiosos de la realidad china, han señalado focos rojos, entre los cuales se encuentra los siguientes: a) la política poblacional de control de nacimientos, ha sido tan despótica y autoritaria, que ha generado un desequilibrio entre el número de hombres y el número de mujeres, a favor de los primeros, lo que a su vez determinará una excesiva presión sobre los jóvenes, que deberán responder de las necesidades y demandas de una población que va envejeciendo, y a la que estructuralmente se le impide el relevo generacional, en términos de la distribución de las cargas socio-económicas. b) Hay un sobrecalentamiento de la economía china, que artificialmente se trata de neutralizar. Muchas de las enormes inversiones no generan rendimientos o los que generan están por debajo de las expectativas. Muchas iniciativas han terminado por ser elefantes blancos. La desigualdad entres los residentes de algunos puntos de la costa y la personas de la china profunda, se oculta en la demanda por los bienes de lujo. Se siguen teniendo que dar enormes subsidios y transferencias entre sectores y regiones, que a la postre generan déficits importantes, a los que tarde o temprano habrá que hacer frente. Los costos en materia ecológica pueden comprometer las inversiones en infraestructura, reduciendo la capacidad del desarrollo sustentable y justo. c) El gobierno chino se considera muy estables y no se avizoran cambios en el corto plazo. Pero hay que tomar en cuenta que la reforma económica requiere de la reforma política para darle sustento. Economía y política, mejora en las condiciones de vida y participación en las decisiones, son como las dos alas que todo sistema requiere para remontar el vuelo.

México cuenta con variables macroeconómicas que hoy, son su única carta de presentación en mundo globalizado. Pero requiere, para que la transición a la economía de mercado se consolide, de una serie de logros en materia fiscal, laboral, energética, educativa, además de conseguir mejorar de manera sustancial la seguridad pública, la gobernabilidad y el imperio de la ley, así como la infraestructura para el desarrollo.

México y China cuentan con aspectos positivos y atractivos. Del corto al mediano plazo, ambos países están en una misma carrera por lograr un modelo país inclusivo, democrático y competitivo. Para ello tienen que profundizar en las implicaciones que supone transitar hacia una economía de mercado, en la que el Estado y la sociedad garanticen resultados sociales, y para las familias y los individuos, sin poner en riesgo la generación sustentable de valor, de rendimientos, y de productividad.

La incógnita para ambos países consiste en saber quién de los dos logrará crear, en el menor tiempo posible, la nueva institucionalidad democráticamente normalizada. De ella depende el despliegue pleno de los derechos humanos, el desarrollo de la sociedad del conocimiento, gracias a la formación del capital humano e intelectual, y la distribución de responsabilidades, mediante la formación del capital social, permita el desarrollo de la gobernabilidad. Esto supone la integración de los sectores productivos con los esfuerzos de la sociedad civil, en un marco en el que el gobierno pasa de ser el protagonista del desarrollo, a convertirse en coordinador y facilitador. De esto depende, en última instancia. la innovación, la creatividad y el diseño que son los nuevos nombres del progreso, de la justicia social y del desarrollo sostenible.

4-II-08

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