El liderazgo siempre resulta incomodo. Las
acciones de liderazgo son incomodas para la persona que las ejercita, y para
aquellos a las que van dirigidas. Los líderes son una especie de figuras
proféticas, que no hablan para sí mismos, ni en nombre de sí mismos. Los que
ejercen acciones de liderazgo anteponen su fidelidad a la propia intimidad, y
las exigencia de la naturaleza humana, a los honores, la deferencias y los
reconocimientos. Los líderes no intentan las acciones de liderazgo buscando la
publicidad y asignandose el mérito.
Son personas los líderes que deben tener
una gran sensibilidad. En muchas ocasiones serán la voz de los que no tienen
voz, serán la conciencia de los que buscan adormilar su propia conciencia,
serán el clamor de los olvidados, de los marginados, de los depauperados, y por
ello corren el peligro de seguir su misma suerte.
El líder es un mediador que toma partido
por la justicia, por el bien común y por la paz. El líder toma partido y causa
polémica, afecta los intereses establecidos, busca hacer brillar la verdad, se
sacrifica por el bien de los otros, y mucha veces busca hacer y desaparecer,
para que el bien y la belleza los que brillen e inciten la conciencia de los
hombres.
La sociedad actual – y las sociedades de
los tiempos, también- está urgida de personas que ejerzan acciones de
liderazgo. Que desafien y no sean complacientes, que se arrieguen y planteen
problemas, que en muchos casos se vuelvan ellos mismos problema con el animo de
encontrar soluciones.
En la antigüedad el papel de los profetas
era un papel de liderazgo enseñaban la senda que conduce al bienestar del
pueblo, aun a costa de enfrentarse a los poderoso y de perder la vida en el
intento, porque su causa era más grande que ellos mismo, merecía la pena tal
sacrificio, que paradojicamente les concedía razón y sentido a su existencia,
aunque no llegaran a disfrutar de los árboles que plantaran, pero con la
seguridad de que darían fruto.
Hoy en día se confunde el LIDERAZGO con el caudillismo, y esa confusión ha terminado por denostar al verdadero concepto de liderazgo.
ResponderEliminarEl estado actual de cosas a nivel mundial, en mi opinión, obedece a la carencia de verdaderos LÍDERES como los describe el Dr. González y González.
La sociedad mexicana y la humanidad en general, estamos necesitados de LÍDERES, no de caudillos que anteponen SUS “convicciones” e intereses, al bien común.