lunes, 15 de junio de 2015

El saldo social de las elecciones de 2015

El saldo social de las elecciones de junio de 2015.
Felipe Mario González
Maremágnum.


Las elecciones del pasado 7 de junio, suponen paradójicamente, respuestas y nuevos cuestionamientos. Determinan situaciones y al mismo tiempo generan nuevos desafíos y expectativas.

El triunfo de los candidatos independientes en varias circunscripciones, de las cuáles las más notables son los casos del nuevo gobernador de Nuevo León y el presidente municipal de Guadalajara, nos ratifican que algo esta pasando en la sociedad mexicana, y el que el mar de fondo que se agita en nuestro entorno político y social, en ocasiones no es debidamente valorado.

El escenario al que nos enfrentamos no es inercial, sino un escenario de calentamiento y posible ebullición social. La sociedad mexicana ha dado muestras de un desencanto total con la clase política, que lleva a la falta de confianza en las instituciones, y a la desesperanza. Y nada es más grave para una persona, para una organización o para un pueblo que la pérdida de la esperanza. Cuando se espera se desea,  se tienen iniciativas, se aceptan sacrificios y restricciones. La esperanza ayuda a trabajar cuando la tarea se ve ardua y de lenta realización, y moviliza energías, recursos y actitudes.

La  desesperanza paraliza, infunde miedo. Y  el miedo lleva al enojo, a la desesperación y a la ira que se manifiestan en violencia incontrolada y sin sentido, haciendo que las cosas salgan fuera de su cauce.

Los actores políticos celebran que las elecciones hayan sido pacíficas, con incidentes llamados menores y más o menos aceptadas por todos. Nuevamente se presentaron las consuetudinarias compras votos, el acarreo y la movilización; el engaño con promesas que nunca se cumplirán y la amenaza de las cosas pueden ponerse peor.

Este caldo de cultivo tan peligroso, nos fuerza a pedir a todas los grupos sociales, económicos y políticos, a todos los partidos, y a todos los niveles y ordenes de gobierno, a que hagan un parón en el camino, y reflexionen acerca de lo que se nos puede venir.

En los aspectos positivos la sociedad está dando muestras de un protagonismo novedoso.  Se avanza en la participación ciudadana y en la democratización de los procesos sociales. Las personas están mejor informadas y en esa medida tienen más capacidad para organizarse. Las condiciones económicas del país pueden permitir la generación de un modelo de crecimiento y desarrollo verdaderamente inclusivo y que beneficie a todos.

Sin embargo observamos que las conductas caciquiles, la explotación de los pobres y de los marginados por las organizaciones  corporativistas, por los políticos tradicionales que ahora buscan reubicarse, y la ineficacia de un sistema de partidos dominado por la corrupción, las prebendas y la lucha descarnada por obtener el mayor beneficio individual posible, no garantizan una evolución pacífica de las condiciones críticas de un entorno de violencia, inseguridad, incumplimiento de la ley, corrupción e impunidad.

Tenemos un poco de tiempo, se abre ante nosotros un pequeño compas de espera, en el que todos los actores y las instituciones, tenemos que poner lo mejor de nosotros para detener una espiral de deshonestidad, y empezar generar un modelo de integración nacional que no margine a nadie, que con todos cuente y que haga posible el surgimiento de una nueva esperanza para poder trabajar unidos.


15.junio.2015

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